Hola Pini, esta carta llega una década tarde porque la ciencia aún no descubre cómo hablar con alguien antes de nacer. Te trajimos al mundo por puro amor, sin pedirte permiso. Me hubiera gustado mandarte mi currículum y también contarte lo duro que te va a resultar ser mujer aún en el siglo XXI. Tal vez hubieras preferido ser hija de un diputado o del 10 de Barcelona. De un policía seguro que no, por incompatibilidad genética. No sé si con el diario del lunes yo hubiera sido tu primera opción, un aprendiz de todo, maestro de nada, eterno Peter Pan que solo quiere estar eternamente con vos en Neverland, lejos de monstruos, piratas y tiranos que nos quieren dormidos, pero no soñando. Papá
